Luego de diversas demandas entre los hermanos Herrera, una de las familias más conocidas de Nanchital, finalmente un juez de la ciudad de Coatzacoalcos, determinó a quien le correspondía la planta baja de una edificación en conflicto, pero el dueño se llevó la sorpresa de que el local ya estaba arrendado, a una empresa fletera, por lo que ahora tendrá que esperar otra orden de las autoridades correspondientes para un posible desalojo.
Se trata de una de las historias de pleitos familiares más trascendentes de Nanchital, pues "Los Hermanos Herrera", forman parte de una de las familias más arraigadas del municipio, hasta la muerte de Doña Carlota Ortiz, cuyo fallecimiento dio pie al pleito de los hermanos por la herencia.
El copropietario de un local comercial, Enrique Herrera Ortiz, ubicado en calle Hidalgo 13 del centro de la ciudad, mejor conocido por los nanchitecos como “Billares Herrera” que desde hace 6 años se encuentra en litigio entre familiares, mencionó que finalmente el Juez Tercero de Primera instancia de la ciudad de Coatzacoalcos, a través de una requisitoria penal numero 438/2014 de fecha 5 de noviembre, deducida de la causa penal número 293/08, instruida en contra su hermano, José Luis Herrera Ortiz, por el delito de despojo, dio el fallo a su favor para que se le devolviera el inmueble.
Pero al momento de que se ejecutara la orden de desalojo del local comercial, el propietario, acompañado por la juez municipal María Guadalupe Rosiles Franco y su cuerpo jurídico, para efectuar la diligencia de entrega y restitución del inmueble antes citado, se enteró que el establecimiento fue arrendado por una de sus hermanas de nombre Martha Herrera, a una empresa denominada Fletes, Traslados y Almacenajes S.A. de C.V al parecer que presta servicios a Etileno XXI, la cual se menciona resguarda en el interior supuestas sustancias químicas.
Momentos después de que se presentaran las autoridades para entregar el inmueble a quien gano la demanda, hizo acto de presencia Roque Vasconcelos Rivadeneyra, representante de la empresa, para informarle al demandante que no era posible abrir el establecimiento, pues en ese momento el encargado de abrir y cerrar, el local se encontraba en otras actividades comunicándole a su vez al copropietario, que ellos tenían un documento de arrendamiento y ante esta respuesta muy seguramente el problema dará otro giro ya que tendrán que dictar otra orden de desalojo.