Día Mundial del Párkinson: un mal que no solo afecta a los adultos mayores

11-Abril-2018

En 1997 la OMS declaró como Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson el 11 de abril, fecha de nacimiento del Dr. James Parkinson, quien padeció y describió sus síntomas en 1817. Después de 200 años del descubrimiento de este mal progresivo que responde a factores genéticos y ambientales, todavía queda mucho por descubrir. Uno de cada 10 casos se diagnostica en menores de 45 años.

El Párkinson es una enfermedad que afecta al sistema nervioso y es la segunda condición neurodegenerativa más frecuente del mundo, tras el Alzheimer, ataca aproximadamente a unos 7 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud, particularmente personas mayores de 60 años.

La OMS calcula que para el año 2030 esta cifra será duplicada, lo que conlleva a un problema de salud público y se agrava porque el diagnóstico suele tardar entre uno y tres años como mínimo.

El neurólogo Jorge Martínez Cerrato, Coordinador del Centro de Neurociencias del Hospital Vivian Pellas (HVP), señala que esta enfermedad es más frecuente en la quinta y sexta década de la vida y aunque el Párkinson muy rara vez inicia antes de los 50 años de edad, en los países occidentales existe un 5 por ciento de los pacientes con este padecimiento antes de los 40.

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El Párkinson fue descrito por primera vez hace dos siglos por el doctor James Párkinson, de ahí su nombre. Y es una enfermedad que está caracteriza por temblores, rigidez y dificultad del movimiento. 

Sin embargo, el doctor Martínez Cerrato, quien tiene una maestría en Trastornos del Movimiento, advierte que no todo temblor es Párkinson. “El temblor de la

enfermedad de Párkinson se caracteriza por ser en reposo, inicia en una extremidad como en las manos, con una frecuencia de 4 a 6 por segundo, puede verse como el pulgar y el dedo índice se frotan hacia adelante y hacia atrás como el temblor de rodar una píldora. Además, tiene que acompañarse de lentitud de movimiento y rigidez”, indica.

Otros síntomas igual de severos son el déficit cognitivo, dermatitis, trastornos de la sudoración, pérdida de peso, fatiga e incluso depresión y/o apatía, que influyen en la calidad de vida y suelen ser infradiagnosticados.