Han pasado 25 años de la tragedia de Clorados III, los petroleros aún recuerdan ese trágico incidente donde la cifra oficial dice que hubo 6 personas fallecidas, se trató de una tragedia que marcó a la comunidad de Nanchital, que vive en la zozobra por vivir cerca de la zona industrial de Petróleos Mexicanos.
Eran minutos después de las 8 de la mañana de aquel 11 de marzo de 1991, las actividades petroleras estaban en su normalidad, las amas de casa realizaban sus actividades cotidianas tras dejar a sus hijos en las escuelas, cuando un estruendo cimbró las viviendas, los colegios y el temor de las personas aseguraban que algo había pasado.
Los nanchitecos, especularon sobre la situación, cuando el rumor corrió como pólvora sobre el estallido registrado en la planta de Clorados III, donde el humo, el fuego, el horror y la sangre era el principal tema de conversación.
“Yo fui el único representante sindical de la sección 11 que pudo ingresar a la tragedia, entré porque al escuchar el estruendo me logré subir en un camión de contraincendios, cuando llegamos estaba la zona ya acordonada por los militares, todo era tragedia”, dijo Ricardo Castelo Castillo, ex funcionario sindical y ex jefe de área de petroquímica Pajaritos.
El ex funcionario de la 11, relató que desde el lugar de la tragedia pudo comunicar vía telefónica a quien fuera la secretaria personal del jefe político de ese entonces, Francisco Balderas “Chico Balderas”, Vilma Gloria González Linares y en ese entonces el secretario general de la 11, era Rubén Hidalgo Ledezma.
LOS HECHOS
La versión oficial del sindicato en 1991, es que la explosión de originó tras la ruptura de una tubería de 8 pulgadas de gas, esta ocasionó que la onda expansiva llegara a los diversos Racks de tuberías, se rompieran ventanas, se cayeras oficinas enteras y la explosión hiciera retumbar a Nanchital y sus alrededores.
“La gente tuvo tiempo de correr, al sentir el olor a gas, la mayoría de las personas emprendió la fuga, por eso no hubo muchos muertos, cuando se dio la explosión, ya la mayoría había salido”, aseguró el ex funcionario de la 11.
Aseguró, que por los hechos, la paraestatal quiso implicar a tres personas, trabajadores de la sección 11; sin embargo la representación sindical encabezada por Salvador Oficial Jiménez, José Eduardo William Mez y Ricardo Castelo Castillo, lograron defender a los agremiados y no hubo ningún sancionado por lo ocurrido.
“Pemex aludía que los trabajadores habían hecho mal una maniobra, que habían cerrado una válvula y había flujo de gas, eso hizo que se rompiera la línea, pero no hubo responsables”, dijo.
LOS MUERTOS
Domingo de Guzmán Cruz Morales, fue considerado como un héroe. Pudo haber salvado su vida, pero se regresó a votar los compresores, lo que evitó que la tragedia fuera mayor.
Felipe Gómez Domínguez, era trabajador del equipo de contraincendios, llegó a sofocar las llamas generadas por la explosión, pero al echar agua a una de las tuberías, esta se desprendió y le cayó encima, murió en cumplimiento de su deber.
Lizandro Pérez Trujillo, era vigilante en la zona del siniestro, no salió de su lugar de trabajo a la hora de la explosión, su cuerpo sufrió graves quemaduras y murió en el hospital de Pemex a consecuencia de ello.
También murieron en el lugar de los hechos, Isaí Hernández Carrasco,
Jorge Luis Toledo Gerónimo y Gilberto Ruela Daza.
LOS HERIDOS
Por la explosión de la planta de Clorados III, se cuantificaron más de 2 mil lesionados y la mayoría de ellos por cortaduras ante la explosión de ventanas, muchos de ellos golpeados por la huida y quemados por la onda expansiva.
“Muchos salimos corriendo descalzos, porque en ese tiempo no usábamos uniformes, íbamos con nuestras mejores ropas, en falta, en zapatillas y al momento de ver la explosión, corrimos como pudimos”, detalló Virginia López López, trabajadora activa del departamento de contaduría en Clorados III.
La trabajadora, asegura que vio mucha sangre y desesperación, la impresión de ver su centro de trabajo entre el fuego y los gritos fue demasiada, solo sufrió algunas cortaduras por la explosión de las ventanas de su oficina.
“Sentí que alguien me empujó, luego pensé que estaba temblando, cuando me asomé de la oficina vi lo que estaba ocurriendo, los vidrios me lograron cortar, había compañeros histéricos y salimos huyendo, no logré ver muertos”, asegura.
La trabajadora del departamento de contaduría, dijo que después de la explosión, comenzaron a tomar medidas de seguridad más estructuras, desde entonces, comenzaron a prohibir la ropa “bonita” y comenzaron a utilizar uniforme.
LOS DAÑOS
Por los daños ocasionados ante la explosión de Clorados III en marzo de 1991, Petróleos mexicanos habilitó una oficina de atención para indemnizar a las familias que resultaron con daños en sus viviendas, sobre todo las de Nanchital.
Se rompieron vidrios, de bretaron paredes, se cayeron láminas de asbesto, las casas y los edificios públicos resultaron dañados.
La reconstrucción de la planta de Clorados III, tardó más de un año en realizarse y se trataba de la planta que mayores ingresos dejaba a Petróleos Mexicanos, al producirse cloruro de vinilo, materia prima para el plástico y que hoy es propiedad de Mexichen.
Con información de LILIANA CORONA SAYUNE