Es una dimensión que surge como resultado de los “demasiados”: demasiadas decisiones, demasiados pensamientos intrusivos, demasiado trabajo, obligaciones, interrupciones, ansiedades…
A su vez, es también el reflejo de muchos “pocos”: poco tiempo de calidad para uno mismo, pocas horas de sueño, poca calma interior…
Todos hemos experimentado alguna vez esta sensación, este desgaste a todos los niveles.
Es importante tener en cuenta que un cerebro fatigado, agotado psicológicamente, trabaja y responde a los estímulos de otro modo.
Así, y como dato curioso, el neurocientífico Matthew Walker pudo demostrar a nivel de laboratorio que las personas mentalmente cansadas tienen una percepción más negativa de su realidad y además, son mucho más sensibles a nivel emocional.
A veces simplemente te cansas, te quedas agotado y sin fuerzas en ese rincón solitario del desánimo donde todo pierde su razón de ser, su brillo, su espontaneidad…
Por otro lado, un aspecto que a veces nos lleva a errores es llegar a pensar que ese agotamiento psicológico se debe, en esencia, a una acumulación fatídica de errores, de malas decisiones, fracasos o decepciones.
No es cierto. La mayor parte de las veces el cansancio es el resultado directo de un volumen desmesurado de tareas y actividades que asumimos sin percibir que nos superan.
Todos hemos oído aquello de que la percepción de nuestra realidad depende a veces de cómo vemos el vaso, si medio lleno o medio vacío.
Sin embargo, y en relación al presente tema, podríamos formular la pregunta de otro modo: y tú… ¿cuánta cantidad de agua podrías soportar si tuvieras esa taza en la mano? A veces, basta solo una gota más para colmar el vaso y llegar al límite de nuestras fuerzas.
Fuente: La mente es maravillosa
El agotamiento psicológico nos debilita física y mentalmente
18-Marzo-2019