El civismo y el patriotismo de los tiempos idos.

27-Febrero-2024

El civismo es la faceta más visible, más práctica, más palpable, de la forma de pensar y actuar de las personas; diríamos que el civismo es la concreción de los buenos propósitos, las buenas intenciones y los sueños de los ciudadanos, porque la sociedad, la ciudad (civitas) es el espacio concreto e ideal para hacer posible, para hacer realidad los planes y proyectos que están en nuestra mente.

Recuerdo que cuando se enseñaba civismo en la escuela, nos enseñaban que el respeto a las personas es lo más noble que podemos entrañar, que la dignidad del hombre y la mujer (bebé, niño, adolescente, joven, adulto, anciano), es el valor más grande que se puede poseer.

Recuerdo cuando en la clase de civismo se nos inculcaba hasta el cansancio que la familia era la base de la sociedad y que estaba constituida por papá, mamá e hijos, y que debíamos luchar por respetar esa estructura, respetar la autoridad de nuestros padres, ser obedientes, promover la hermandad; que los padres deberían dar ejemplo a sus hijos, procurarles cuidado, salud, buena educación, buenas escuelas, que los menores respetaran a sus mayores, que los hijos fueran amables y comedidos, que los hermanos mayores ayudaran a los menores y que todos contribuyeran con su trabajo a la estabilidad económica, afectiva y moral de la familia. 

 Recuerdo que en  las clases de civismo en la escuela primaria “Nicolás Bravo” y en la Secundaria “Plan de Iguala", de esa bella ciudad que sirvió de cuna a nuestro Lábaro patrio, en la clase de civismo que nos impartían, se nos decía que la escuela es el segundo hogar, la segunda casa, el lugar, el espacio creado especialmente para educar, formar, instruir y transmitir valores; que la comunidad educativa de una escuela está formada por los maestros, los alumnos y los padres de familia; y que juntos debían de trabajar para lograr no solo aprender los secretos de la ciencia, sino también a convivir, a respetar, a adquirir buenos hábitos, a venerar a nuestros símbolos patrios y a nuestros héroes.

También nos enseñaron que los maestros deben ser modelo y ejemplo para sus alumnos, que los padres de familia deben estar al pendiente del aprovechamiento  y conducta de sus hijos  y que deben asistir a las reuniones para organizarse y trabajar por el mejoramiento integral de la escuela. En fin, se nos enseñó que la escuela es el centro de desarrollo cultural de una comunidad, incluso se acuñó una frase que decía: “mejores Escuela, harán de nuestros hijos mejores mexicanos”.

Recuerdo también con mucha nostalgia cómo mis maestros me enseñaron a respetar los símbolos patrios: la bandera con su significado de los tres colores: el verde, la independencia y la libertad; el blanco, la pureza de nuestros ideales y de la religión católica; el rojo, representando la unión entre todos los mexicanos surgida por la sangre derramada por nuestros héroes. Y finalmente el escudo que representa el territorio mexicano en el lago y el nopal, pero sobre todo el águila devorando la serpiente que representa la lucha permanente  entre el bien y el mal, y que todo ello representa la patria, que no es otra cosa que nuestro patrimonio, todo lo que consideramos que es nuestro: familia, instituciones, creencias, idioma, costumbres, tradiciones, constitución, gobierno y territorio nacional. 
Al menos que yo sepa, oficialmente nada ha cambiado.

Tengo entendido, por lo que me inculcaron, que el patriotismo es la actitud de defensa de lo que consideramos que es nuestro: persona, familia, religión, territorio, etc. También me enseñaron que la sociedad está compuesta por todas las familias y cada uno de los ciudadanos, y que todos tenemos dentro de la sociedad derechos y obligaciones, es decir, que debemos hacer valer derechos como: la vida, la educación, el trabajo, a formar una familia, a la libre expresión, al libre tránsito, etc., pero que también tenemos la obligación de cumplir con ciertas responsabilidades y respetar las leyes y normas, como por ejemplo: respetar la privacidad de los demás, la vida, la dignidad de las personas, respetar la familia, las reglas de tránsito, mantener limpia la ciudad, las calles, las escuelas, los espacios deportivos y los lugares públicos, cuidar el medio ambiente para evitar su contaminación y deterioro, etc. 

En mi alma mater, aprendí con sangre, sudor y lágrimas, que el PATRIOTISMO (así, con mayúsculas) es el amor a la patria, a México, a sus tradiciones, historia y valores. Es el respeto a la bandera y al himno nacional. Lo más honroso para un soldado es perder la vida por la patria. Como soldados, el amor a la patria es hasta el último aliento

El civismo y el patriotismo, pues, no son algo teórico, ideal o del pasado, son valores y virtudes que siguen siendo eminentemente prácticas, urgentes y necesarias hoy más que nunca, porque la población es mayor y las necesidades son muchas; de ahí la urgente prioridad de la congruencia, porque si queremos un México mejor; hay que empezar  por nosotros mismos, por nuestras familias y la sociedad concreta en la que vivimos.

El que trabaja y lucha por participar cívicamente está contribuyendo a la civilización, al incremento de la cultura, es decir a mejorar las condiciones de vida, al desarrollo de su comunidad y, en consecuencia, de nuestro país que es MÉXICO.