Al ser yo de sexo masculino no puedo hablar con mucha propiedad, pero he escuchado muchas veces a mi madre hablar de mi parto y a otras personas cercanas, hablándome de una conexión indescriptible y un momento en el que el dolor natural pasa a ser parte del proceso, y es algo que, lejos de sufrirse, se experimenta con alegría.
El parto sin dolor es un tema bastante recurrente en ginecología, y es una realidad que el parto puede realizarse sin experimentar dolor. Cierto es también que esto ocurre no en la mayoría de los casos, pero en los que no puede conseguirse hay diversas estrategias para evitar el dolor experimentado en el parto.
Una de ellas es la anestesia. La anestesia epidural (que recientemente ha estado causando polémica en España) es una de las más utilizadas. Consiste en un medicamento que no hace dormir a la mamá y permanecerá despierta en el momento del parto. El bloqueo espinal es otra anestesia (un poco más radical) que duerme la parte inferior del cuerpo evitando toda sensación (1)
Los narcóticos también suelen utilizarse para alterar la sensación del dolor, aunque normalmente se aplican en el comienzo del parto.
Otro tipo de estrategia es la Hidroterapia. Con la Hidroterapia se puede acudir a bañeras y tinas especialmente distensoras de los músculos, que preparan el parto reduciendo el dolor implícito en él.
Y finalmente (y el mecanismo más importante) el acompañamiento de un ser querido (el marido) es fundamental para acompañar a la pareja. Esta persona puede recordarle cuándo respirar a la mujer y relajarse, a la vez que darle ánimos en todo el proceso de parto.
(1) Nota: Yo no soy mujer y no puedo opinar al respecto, pero creo que en lo personal evitaría las anestesias simplemente por el hecho de experimentar sensorialmente el momento en el que el bebé se desprende del cuerpo. Ha de ser una sensación hermosa e indescriptible, más allá del eventual dolor que se experimente.