R. Olán.

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Pasemos a examinar la importancia de un criadero de sal y de un gran depósito de asfalto, cerca de un rio navegable. La costumbre universal de condimentar con sal los alimentos, hace de este artículo un objeto importante; y aunque no diste mucho Moloacán de la costa del Seno Mexicano [Golfo de México] como la parte de la costa vecina, por su despoblación y sus circunstancias topográficas, no es muy propia para producir y trasportar sal, y un criadero de ella, como el que se anuncia en un pueblo a orillas de un caudaloso arroyo, afluente del majestuoso Goatzacoalco, es un objeto de riqueza para aquel Cantón, y de provecho para los inmediatos; y más si se considera, que la facilidad de recogerla y de separarla del betún y de otras sustancias que puedan estar mezcladas con ella, harían quizás más barata su adquisición que la de la extraída del agua del mar, y proporcionar a Acayucan y Huimanguillo, amplio mercado para su consumo. El chapopote o asfalto (que ya se usa mucho en Tlacotalpan y otros puntos de aquella costa, para calafatear las canoas, en lugar de brea) es ya en Europa de un uso muy considerable en varias artes; y sin duda, el hallarlo con la abundancia que se dice, y tan fácil de extraer, proporcionará que se consiga aquí a bajo precio, y se pueda emplear en techos, pavimentos, barnices y otros usos no menos provechosos. Por todo esto, y para aquietar mejor el ánimo de los pueblos de Moloacán e Ixhuatlán, alterados con la formación de un volcán en sus cercanías, consideraríamos conveniente que se comisionase a un sujeto versado en química, en geognosia y mineralogía, que fuese a reconocer formalmente el cerro de que se trata y terreno adyacente, y hacer de él una exacta descripción, analizando las sustancias expresadas, y otras que pueda descubrir, dignas de atención; a fin de que, en vista de todo, pueda el Supremo Gobierno dictar las providencias que considere oportunas para el aprovechamiento de aquellos productos, en beneficio de aquel distrito, y de los demás que puedan necesitar de ellos. Y si V. E. nos lo permite, nos tomaremos la licencia de indicar para esta comisión al Sr. D. Manuel Robles, quien, además de su aptitud y suficiencia, se halla actualmente en la ciudad de Veracruz desempeñando varios encargos, que presumimos no le impedirán dedicar unas semanas al desempeño de este otro, tan interesante como curioso. Deseamos haber satisfecho, siquiera algún tanto, la orden del Excmo. Sr. Presidente, sus intenciones y las de V. E. [Vuestra Excelencia], al pedirnos nuestra opinión, la que sería oportuno someter a la de sujetos de más capacidad y conocimientos. Protestamos a V. E. toda nuestra consideración y particular aprecio. Dios y Libertad. México, 5 de Noviembre de 1844. Juan de Orbegozo. J. Gómez de la Cortina. Excmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, Gobernación y Policía. Es copia a la letra. Cortina. Finalmente, en mi muy modesta opinión, creo que ante la situación actual, la autoridad competente debía insistir en un estudio más a fondo, con la mejor tecnología de la que se disponga en México, para descartar por completo cualquier riesgo para la población. Vale la pena. Saludos a tus lectores. R. Olán R