La historia de cada deporte bebe de tradiciones ancestrales que poco a poco acaban cristalizando en una práctica reglamentada. Es, por ejemplo, el caso de la esgrima, la única disciplina olímpica que, según algunas fuentes, tendría origen español. Hay un bajorrelieve egipcio del siglo XII a. C. que muestra una competición con armas que podría calificarse como su remoto antecedente, pero fue en el siglo XVI cuando los duelos de espadachines cobraron auge –pese a que ya existían las armas de fuego– e incorporaron técnicas más refinadas.

Esta práctica era habitual en Italia, Inglaterra, Francia, Alemania y España, pero en este último país aparecieron en esa época la espada ropera o estoque, un arma fina y larga de aspecto muy característico, así como algunos manuales sobre la técnica. Esto ha llevado a algunos expertos a fijar en España el origen de la esgrima moderna.

El otro deporte de relevancia internacional que podría haber nacido en territorio español es la pelota vasca. Una vez más, el origen de los juegos de pelota, en cualquiera de sus versiones, se remonta a hace miles de años. Existe constancia de que hacia 1400 a. C. ya se practicaban en lo que hoy es Chiapas, en México, ciertas modalidades de carácter ritual. No obstante, suele aceptarse que el jeu de paume –juego de palma– francés es el antecedente más claro de la pelota vasca, que ya aparece mencionada como tal en documentos del siglo XVI. Las diversas variedades de este deporte se expandieron por América Latina a partir del siglo XIX a causa de la migración española.